Todo empezó un viernes en el que salimos a tomar unas cervezas tranquilamente con unos amigos, cuando una cosa llevó a la otra y decidimos ir a probar algún restaurante nuevo. Nos comentaron que había un restaurante de comida internacional en su calle que probaron hace tiempo, y aunque la experiencia pudo haber sido mejor, sí tenía algunas cosas que podría merecer la pena probar. Con sólo decirme lo de la comida internacional ya me tenían ganado, pero conseguí no mostrar todo mi entusiasmo para no parecer el enfermo que puedo llegar a ser.
Como aperitivo cortesía de la casa nos sirvieron un Salmorejo presentado como si fuese una lata de conservas. Una presentación original y un contenido fresco y rico.
Para compartir pedimos un Tartar de atún rojo que estaba francamente bueno.
Igual no pega demasiado para verano, pero no pude evitar pedir un Ramen que estaba riquísimo. Diferente a los que probamos en nuestro viaje a Japón, en cuanto a complejidad principalmente, pero muy bueno a su manera.
Los Tacos de carrillera con mole de Veracruz fueron el ejemplo perfecto de que no siempre es necesario usar mil ingredientes para hacer un gran plato. Estaban impresionantes y hubieran sido lo mejor de la noche si no hubiera habido tantas cosas buenas.
Las hamburguesas tenían buena pinta sobre el papel, así que pedimos una Bull Burguer que está hecha a base de rabo de toro, acompañada por queso (no recuerdo el tipo) y panceta. Una hamburguesa deliciosa que además cuenta con un pan casero que suma más puntos.
Por probar otra hamburguesa pedimos la Spiegelei Burguer, que lleva carne de ternera gallega, queso cheddar, beicon, huevo, cebolla crujiente y salsa curryketchup. Como tenemos nuestras taras, la principal razón para pedir esta hamburguesa fue la salsa curryketchup ya que ese nombre nos llamaba mucho la atención (como se lo comentamos, nos trajeron un cuenco de esa salsa aparte). ¿Y la hamburguesa qué tal? Pues muy buena, en la línea de lo probado anteriormente.
Todo hasta el momento tenía muy buena nota, pero para terminar la jornada había que comprobar si los postres pasaban el corte. Para empezar pedimos el Bombón de chocolate blanco, coco y mango. No, no me he confundido y he puesto unas fotos que no corresponden. Este "huevo" es el bombón: la cáscara es el chocolate blanco, la clara el coco y la yema el mango. Por decirlo en.... (contando con los dedos) 5 palabras: ES-PEC-TA-CU-LAR.
También pedimos el Bizcocho de queso azul con helado de chocolate blanco. Espera, espera, ¿bizcocho de qué?. Así, con toda la confusión nos quedamos al oírlo, ya teníamos elección asegurada. ¿Y no será que lo que sabe a queso azul es el helado?. Pues no, es el bizcocho. Un suave sabor a queso para que nadie se asuste más un buen helado, completaron otro gran postre.
Ya que estábamos metidos en el tema postreril, pedimos también la Carrot Cake con espuma de chocolate blanco. Estaba muy buena también, pero habiendo probado primero los otros dos postres...
Quedamos muy satisfechos con el precio que pagamos, ya que salimos a menos de 25€ por cabeza, lo que hace una excelente relación calidad/precio. La comida, como creo haber dejado claro a lo largo de esta entrada, nos encantó, pero si hay algo que puedo resaltar por encima de todo fue la atención que recibimos. La pareja con la que íbamos llevaba una niña pequeña, y aunque estuvo un buen rato jugando en la zona infantil de la que dispone el restaurante, cuando se sentó con nosotros recibió un gran trato por parte de los camareros: ella ya había cenado, pero le pusieron un pequeño cuenco con patatas fritas, a lo que hay que añadir que le dieron unas hojas y unas pinturas para que estuviera entretenida y luego le enseñaron la cocina... sin palabras.
Con esta comida, atención y precio, es seguro que iremos a probar otras cosas de la carta que también tenían buena pinta.
Si hay algo que creo que deben mejorar es (creo) su visibilidad. He pasado montones de veces por Macías Picavea pero no me había fijado en este restaurante, y he hablado con más gente en la misma situación. Algo para empezar podría ser un cartel llamativo en el exterior. Bueno, yo qué sé, tampoco es precisamente mi especialidad.
Con esta comida, atención y precio, es seguro que iremos a probar otras cosas de la carta que también tenían buena pinta.
Si hay algo que creo que deben mejorar es (creo) su visibilidad. He pasado montones de veces por Macías Picavea pero no me había fijado en este restaurante, y he hablado con más gente en la misma situación. Algo para empezar podría ser un cartel llamativo en el exterior. Bueno, yo qué sé, tampoco es precisamente mi especialidad.
Ficha:
Restaurante HQ International Food
c/ Macías Picavea, 7
c/ Macías Picavea, 7
47003 Valladolid
Tlf: 983 18 12 99
Facebook: HQ International Food
Facebook: HQ International Food
Lo mejor: la atención, aunque sin menospreciar a toda la comida en general
Lo menos bueno: por decir algo, creo que el restaurante necesita darse más a conocer
Precio: 20-25€