viernes, 15 de noviembre de 2013

Restaurante Jose María - Segovia

Nuestra dura vida de tragones nos llevó en esta ocasión a Segovia, concretamente al restaurante José María. Seguro que todo aquel que conozca a alguien de la ciudad, habrá escuchado que sabe de un sitio donde el cochinillo está mejor y más barato que en el Cándido o el José María, pero nosotros, que tampoco somos muy expertos, intentamos ir al menos una vez al año y siempre hemos salido muy contentos. Ésto no quita que, en nuestra próxima visita, probemos otro restaurante coincidiendo con los 5 días de El Dorado, ya que se podrá comer cochinillo a mitad de precio.

Lo primero que hay que resaltar es que, a la hora de reservar, o se pide primer turno (las 14h ya es un poco tarde), o puedes empezar a pensar en que vas a comer a partir de las 16h o más. Visto ésto, nada más entrar en el local, hay que hacerse hueco como buenamente se pueda a través de la parte del bar porque suele estar muy lleno, y llegar hasta la parte donde avisas de tu reserva es toda una aventura. Finalmente llega el momento en el que te acompañan hasta tu mesa, y puedes tener suerte y que esté situada en alguno de los salones cercanos, o puedes empezar a andar y arrepentirte de no haberte llevado un sherpa que cargue con tus pertenencias, porque la cantidad de salones que tiene este restaurante es impresionante.


Queda claro qué es lo típico de Segovia

 Tras la caminata (o no), te sientas y puedes empezar a salivar al ver la cantidad de comida que circula alrededor, pero lo solucionan rápidamente poniendo como aperitivo un paté de cochinillo.

Tiene un sabor muy suave y ayuda a que el tiempo pase más rápido hasta que llegan los platos fuertes.


Relación cantidad-calidad/precio espectacular

 Como entrantes empezamos por el chorizo de Cantimpalos pasado por la sartén.

Es un entrante muy sabroso, abundante y económico. Para mi es imprescindible.


Molejitas mollejitas, ¿que haríamos sin vosotras?

Como de costumbre, no podían faltar las mollejas. En este caso estaban confitadas y salteadas con Pedro Ximénez y acompañadas de brotes tiernos. 

He de decir que no estaba muy animado con esta modalidad, pero todo fue probarlas y darme cuenta de que teníamos un gran entrante frente a nosotros. Para la gente que no sea muy de comer verde, como yo en los restaurantes, los brotes les daban un punto muy rico que no hay que dejar pasar.


Babe nunca estuvo más rico

Una vez acabados los entrantes, y estándo regando nuestro interior con el excepcional Pago de Carraovejas que sirven como vino de la casa, llegó el momento del cochinillo.

Con su piel crujiente y la carne bien tierna, no puedo evitar salivar al pensar en esta delicia. Qué grande es Segovia y qué ricos sus cochinillos.


Dame ponche y llámame tonto

En los postres tampoco debe faltar el típico Ponche Segoviano

Acompañado en este caso de crema de vainilla y helado de dulce de leche, hacen de este postre uno de mis favoritos. Eso sí, una pega considerable es el precio, y es que 8€ me parece una barbaridad para algo de este tamaño. Una pena, pero por lo menos estaba muy bueno.




Por variar un poco también pedimos tarta de queso. Venía con un sofrito de frambuesa y un helado de avellana. Muy logrado, pero la misma pega que antes: 7€ que costaba la gracia.

Pese a la pega del precio de los postres, la visita fue sensacional. La comida estupenda, y el servicio del restaurante impecable, pero además, un detalle de los que a mi gusto marcan la diferencia: José María, el dueño, se pasó mesa por mesa saludando a los comensales, interesándose por su opinión, y prestándose a sacarse alguna foto partiendo el cochinillo de la manera tradicional.


Ficha:

Jose María
c/ Cronista Lecea, 11
40001 Segovia
Tlf: 921 461 111 - 921 466 017
Web: Restaurante Jose María

Lo mejor: como no podía ser de otra manera, el cochinillo
Lo menos bueno: el precio de los postres
Precio: 40 € por persona

jueves, 7 de noviembre de 2013

Restaurante Ágora



¿Fin?
Así fue como acabó nuestra visita en el Restaurante Ágora de Valladolid. ¿Por qué empezar por el final?. Porque fue el final de infarto para una comida espectacular. Pero no adelantemos acontecimientos...

Comenzamos por el vino:


En esta ocasión no contamos con la inestimable colaboración de nuestra experta en vinos (por cuestiones de vendimia, evidentemente) así que nos dejamos aconsejar por la camarera. La elección fue un Décima Tabla Crianza de 2006, un vino con cuerpo e ideal para lo que nos iba a acompañar durante la comida.

La tapa:


Como tapa nos dieron pudding de cabracho con reducción de Pedro Ximénez, una buena forma de comenzar con una gran comida. Pese a estar muy bueno, rápidamente quedaría ensombrecido por un entrante que no hubiésemos pedido si uno de nuestros gourmets no lo hubiese pedido antes...

Una auténtica joya gastronómica que hubiese pasado desapercibida.
El carpaccio de carabineros fue una de las sorpresas del día y el mejor entrante del que pudimos disfrutar. Una delicia para el paladar y plato de obligado cumplimiento para futuras visitas. Simplemente exquisito.

Ricas, ricas...

Unas mollejas con boletus. Las mollejas suelen ser un plato bien recibido por el elenco de Gourmets en Acción. Aunque personalmente no soy fan de la casquería, cada vez me voy aficionando más a esta variante, y puedo decir que esta forma de preparación pasa a ser una de mis preferidas.

Pasando a los platos principales:


El solomillo con verduras y patatas es una de las especialidades de la casa. Su preparación, muy poco hecho, como siempre.



El solomillo con foie es una variante del anterior, también delicioso.

Y es aquí donde la gente del Ágora demostró su buen hacer y su preocupación por la clientela, y motivo por el cual volveremos gustosamente a este restaurante: El solomillo al foie lo dejaron al punto, y al venir la camarera a preguntar si todo era de nuestro agrado, le comentamos (siempre amablemente) lo que ocurría con el solomillo. Estaba lo suficientemente bueno, pero la camarera avisó al cocinero y éste vino a explicarnos lo que había ocurrido, que la carne la habían sacado muy fría de la cámara y para que estuviese caliente la dejaron un poco más. Entonces el cocinero volvió con otro solomillo muy poco hecho y con patatas chips caseras que estuvo incluso mejor que los que ya habíamos comido. Todo un detalle que dice mucho, y muy bueno, de ellos.

Y, para terminar, la otra sorpresa del día.

He aquí su majestad, el FLAN DE PUÑO.

El postre consistió en un helado de higos y sobre todo el flan, que será reconocido como el FLAN DE PUÑO. Un reto que nos lanzó la camarera y, valientes como somos, recogimos el guante. Semejante flan, entre dos personas (y media). Un reto para valientes.

Flan auténticamente casero y de los mejores que hemos podido probar.

Se cruzaron apuestas frente a este reto en las mesas vecinas. El final, ya lo habéis visto al principio.

¡¡¡Prueba superada!!!

Por supuesto, no se cenó absolutamente nada después de esa titánica tarea.

Desde luego por la comida y por el servicio es un sitio donde hay que volver.

Ficha:

Restaurante Ágora
Calle de Pedro Niño, 1 
47001 Valladolid
Tlf: 983 34 25 12

Lo mejor: El solomillo
Lo menos bueno: difícil aparcamiento (hay parking de pago cerca)
Precio: Medio
A destacar: El carpaccio de carabineros y nuestro favorito flan de puño.