viernes, 31 de julio de 2015

Mesón Asador Carlos - Traspinedo

Para dar por terminada la visita de unos amigos, y limitados por el poco tiempo del que disponíamos, nos acercamos una vez más a Traspinedo para que pudieran probar unos pinchos de lechazo. Esta vez fuimos al Mesón Asador Carlos, el nuevo restaurante de los antiguos trabajadores del Mesón Molinero. Este local es nuevo y mucho más luminoso, a lo que hay que añadir su excelente comida y trato habituales.



Como contaba, no teníamos mucho tiempo, así que para no liarnos con los entrantes nos pedimos las croquetas de jamón que nos habían recomendado. Estaban perfectas: cremosas y con mucho jamón.



No podía faltar la típica ensalada para tranquilizar la conciencia tras los excesos del fin de semana. Correcta, lo que viene siendo mi opinión sobre la mayoría de ensaladas.



Los pinchos de lechazo en general estaban muy buenos, aunque algún trozo estaba más quemado de lo deseable. Nuestros invitados quedaron muy satisfechos con esta "nueva" forma de comer lechazo.



La tarta de piñones estaba espectacular, tal y como la recordaba del anterior local, excepto por el sirope de fresa. Un detalle que no me impidió disfrutarla completamente.



El flan estaba rico, pero sin más. Le hubiera alegrado un poco algo de nata por encima.



La tarta de queso sin embargo, merece la pena probarla siempre y cuando también se pida a mayores la tarta de piñones.


Al final, salimos a 25€ por persona (por entrante, tres pinchos, vino de la casa, postres y café) que teniendo en cuenta que por las prisas no comimos demasiado, es un precio normal. La actitud de los camareros es otra cosa que se ha mantenido, ya que siguen tan atentos y simpáticos como de costumbre.

Ficha:

Mesón Asador Carlos
c/ Val, 6 Bis
47330 Traspinedo (Valladolid)
Tlf: 983 68 24 49
Web: Mesón Asador Carlos


Lo mejor: los pinchos de lechazo
Lo menos bueno: nada que destacar
Precio: 25 €

miércoles, 29 de julio de 2015

Restaurante El Rancho - Ávila

No sé cuánto tiempo llevábamos diciendo que teníamos que ir Ávila a comernos un chuletón, pero por una cosa o por otra nunca salía el viaje. Supongo que por lo complicadísimo que es llegar a Ávila desde Valladolid... en fin, que de donde no hay no se puede sacar. El caso es que ya que íbamos, lo mejor era tener información de primera mano de dónde comer un buen chuletón, y preguntando a un amigo, éste nos recomendó el restaurante El Rancho, que finalmente fue por el que nos decidimos.

Llegar puede ser un lío, pero todo consiste en ir por la carretera de Ávíla-Toledo, a 2 Km. tomar el desvío de "Nuestra  Señora de Sonsoles" y dar la vuelta como para llegar a Ávila otra vez. El restaurante se encuentra a la derecha muy poco después.

El sitio, como el propio nombre del restaurante indica, es como un rancho: un edificio antiguo con decoración a juego que tiene un salón no muy grande con  las mesas muy cerca unas de otras. Ese poco espacio es lo único que molesta, ya que te acabas quedando con ganas de picar en el plato que están compartiendo al lado.



Como habíamos estado tapeando por la ciudad, de entrante sólo pedimos una ración de queso de oveja. Era un queso curado de un sabor delicioso que sirvió para además dar buena cuenta del pan.



Para acompañar la carne pedimos una ensalada... tamaño familiar. Estaba correcta, pero la pega estaba en el precio, ya que sin comentar nada hicieron un: "cuatro personas a un precio de 2,40€ la ensalada hace un total de 9,60€", dicho así con voz del programa Un, Dos, Tres. No sé, pagar casi 11 euros, con el IVA, me parece demasiado... sobre todo cuando no se advierte de ello.



El plato estrella del restaurante, capaz por sí solo de derrocar gobiernos y provocar guerras (exagerando una pizca), es el chuletón de ternera. Está hecho a la brasa, lo que lo hace más jugoso, y además consiguen dejar la carne perfecta para nuestro gusto, es decir, casi tuvimos que callar al animal para que no mugiera (evidentemente ya no exagero, es sólo que las vacas de hoy en día son unas blandengues).

En la foto no parece una pieza demasiado grande, pero en directo, cuando trajeron las tablas con los chuletones, llegamos a dudar que cupieran en la mesa. De sabor estaba espectacular, haciendo honor a esa fama que tienen los chuletones de Ávila.



Por probar un corte de carne diferente pedimos un solomillo que, lamentablemente, no tuvo ni punto de comparación con los chuletones. Para empezar, estaba un poco hecho de más, pero lo peor es que el corte no era muy bueno y tuve que pelearme con bastante "nervio". Esto me pasa por desviarme del propósito de la visita.



De postre pedimos unas natillas caseras que estaban ricas, pero en parte me dio pena meter otro sabor en mi boca que no fuera de carne.

También pedimos una tarta de queso de la que ni pude hacer foto ni la probé, pero me dijeron que estaba bien.

La única pega que le pondría a este sitio es que considero que el trato de los camareros podría ser algo mejor. No es que tengamos quejas graves, pero hubo un momento en que al abrir un camarero la puerta del salón, lo hizo con bastante fuerza y ésta golpeó con violencia la silla donde se sentaba un amigo. Pese  a lo evidente de la situación, el camarero no hizo ni el más mínimo amago de venir a disculparse. Por lo demás, fueron bastante lentos en la parte final de la comida, pero estando felices con la carne no íbamos a hacer ningún drama.



El precio, sin contar lo anecdótico de la ensalada, me pareció bastante bueno, y es que pagar 35€ por cabeza por el entrante, el vino, la carne, dos cafés y un postre, deja un buen sabor de boca.


Ficha:

Restaurante El Rancho
Carretera Ávila-Toledo, Km 2,6
05002 Ávila
Tlf: 920 22 00 02
Web: El Rancho


Lo mejor: el chuletón
Lo menos bueno: el solomillo
Precio: 35 €

lunes, 27 de julio de 2015

Restaurante Rioluz - Valladolid

Un sábado como otro cualquiera en lo que elegíamos el sitio donde ir a comer, acabamos deciéndonos por el restaurante Rioluz, situado en la plaza del Milenio, ya que la experiencia en el restaurante Aquarium, del mismo grupo, había sido muy satisfactoria.

Tienen una terraza tanto para el verano como para el invierno, pero con el calor que hacía en la calle preferimos comer dentro para no arriesgar. El local da la impresión de ser más grande desde fuera, pero por suerte, las mesas que hay dentro disfrutan de una buena separación entre ellas.



Nuestro primer entrante fueron las gambas fritas con salsa de mostaza y miel. Entre que la presentación nos gustó mucho con esa cestita de freidora, y lo ricas que estaban las gambas y la salsa, empezamos a pensar en el acierto que había supuesto venir aquí.



En su página web hablaban de lo bueno que está su tartar, así que pedimos el steak tartar con trufa negra rallada y servido en plato de hielo. Tienen un steak tartar normal, pero éste nos llamo la atención tanto por la trufa negra como por el plato de hielo. Lo preparan delante de ti, preguntando por si hay algún ingrediente que no se quiera y por el grado de picante, y te lo dan a probar antes de servirlo, con lo que cumplieron todos los requisitos que me gusta que se den. El sabor era excelente, de los mejores que he probado.



Como plato principal pedimos el chuletón de buey a la parrilla, que como el resto de los platos, estaba espectacular. Viene acompañado por unas patatas fritas caseras que no hacen sino mejorar el conjunto.



De postre pedimos por un lado un sorbete de gin tonic que estaba bastante rico.



Por otro pedimos el banoffee, que consistía en tarta de plátano, dulce de leche, nata y galleta. Teniendo dulce de leche tenía que probarlo, y pese a que mi única desconfianza estaba en la tarta de plátano, el sabor suave que ésta tenía me encantó.

Tal y como nos pasó en el Aquarium, salimos muy contentos. El local estaba semi-vacío, lo que nos garantizó una atención muy cuidada que se agradeció. Como punto negativo podríamos destacar que la carta de vinos nos pareció algo cara, aunque con suficiente variedad como para poder encontrar algo que nos pareciese razonable.



Salimos a 50 euros por persona, que puede parecer un precio alto si no se tiene en cuenta que ni el steak tartar ni el chuletón son baratos precisamente. Si a eso se le añade el otro entrante, el vino y los dos postres, la sensación cambia bastante.


Ficha:

Restaurante Rioluz
Plaza del Milenio, 1
47003 Valladolid
Tlf: 983 30 36 99 (Ext 1)
Web: Rioluz


Lo mejor: el steak tartar y la carne
Lo menos bueno: el precio de los vinos
Precio: 50 €

viernes, 24 de julio de 2015

Bodega La Sorbona - Fuensaldaña

Una vez que ya habíamos comido en la bodega La Nieta, visitar la bodega La Sorbona era obligado, así que tras la reserva de rigor puesto que no nos apetecía comer demasiado tarde, allí que nos presentamos con la esperanza de comer una buena carne.



Como entrante empezamos pidiendo unas setas a la plancha que nos dieron una impresión nada buena. Para empezar, nos las trajeron demasiado rápido y viniendo de otro salón, con lo que dio la sensación, y recalco que hablo de una sensación, que hubiese sido un plato de otra mesa que no hubieran pedido. Además, y peor aún, parecía como si hubiesen sido recalentadas en lugar de preparadas en el momento.



El otro entrante fue una ración de riñones a la plancha que tampoco triunfaron demasiado. Estaban demasiado hechos y tenían una capa de grasa a su alrededor que normalmente suele venir quitada.



Tras la decepción de los entrantes teníamos miedo del chuletón que nos íbamos a encontrar, pero por suerte pasó la fase visual con una nota muy alta, y si fue un placer verlo, comerlo fue incluso más allá, ya que estaba impresionante.



El arroz con leche casero que pedí de postre estaba bastante rico, ni demasiado espeso ni demasiado líquido.

Tras el bajón de los entrantes, encontrarnos un chuletón tan bueno fue lo que sin duda salvó la visita a este restaurante. El emplazamiento, como toda bodega que se precie, es uno de sus grandes avales, pero se puede echar todo a perder por cosas así. El servicio fue correcto, aunque en algún momento pareció ser escaso ante tanta mesa. Salimos a unos 35€ por cabeza, que habiendo pedido el clarete de la casa igual es algo elevado, pero claro, pedimos dos entrantes, chuletón, un postre y un café.


Ficha:

Bodega La Sorbona
C/ Extramuros s/n
47194 Fuensaldaña (Valladolid)
Tlf: 983 58 30 77
Web: Bodega La Sorbona


Lo mejor: la carne
Lo menos bueno: los entrantes fueron decepcionantes
Precio: 35€ por persona

miércoles, 22 de julio de 2015

Buscando la mejor hamburguesería de Valladolid (XXIV): Yogui

Ya llevaba mucho tiempo queriendo hacer la entrada de la hamburguesería Yogui, situada en la calle Gamazo, pero por una cosa o por otra nunca lo conseguía, ya que cuando conseguimos ir, acabamos llevándonos las hamburguesas a casa, con lo que la foto no quedaba demasiado bien. Pero bueno, excusas habituales aparte, por fin nos quedamos a cenar en el Yogui, y como hacía una noche calurosa, aprovechamos para sentarnos en la terraza, previa cola de rigor, que otra cosa no tendrá este sitio, pero gente tiene a patadas.



Para ir abriendo boca pedimos unas patatas fritas que llevan salsa Yogui. La ración es de buen tamaño, las patatas son caseras y la salsa está muy rica. ¿Alguien da más?. En la terraza valen 3,40€.



Las hamburguesas de tipo clásico, por lo que nos decantamos por un lado por la hamburguesa con beicon y queso, que lleva además: lechuga, tomate y cebolla. Más buenas noticias: la carne es casera y tiene un sabor magnífico, y el pan aguanta sin romperse hasta que acabas con la hamburguesa. Siendo rigurosos, se le podría encontrar la pega de que no incluye patatas de por sí, pero su precio de 3,90€, en terraza, debería provocar su indulto inmediato.



Por otro lado pedimos la hamburguesa especial, no podía ser de otro modo, que con respecto a la anterior lleva un huevo frito a mayores y tiene jamón en lugar de beicon. Yo, que suelo agradecer que tenga huevo, la prefiero así. El cambio del beicon por el jamón me da un poco igual, ya que ninguno de los dos tenía un sabor especialmente intenso y quedaban eclipsados por la carne (por Dios, qué locura en una hamburguesa). En terraza vale 4,80€.

El servicio es bastante serio, pero con todo el trabajo que tienen, no me sorprende que tengan muchas ganas de cachondeo. Lo peor sin duda es el tiempo que se tarda en tener la hamburguesa lista, pero con toda la gente que tienen que atender y el mimo con el que preparan la comida, no es sencillo hacerlo rápido. Parece que tienen bastante fama los pechuguitos, así que si algún día consigo que la fiebre hamburguesil no me ciegue, me quitaré esa espinita.


lunes, 20 de julio de 2015

Gourmets en Japón: Harajuku Gyoza Lou - Tokio

En nuestro último día en Japón, que aprovechamos entre otras cosas para gastarnos los yenes que nos "sobraban", estuvimos en Kiddy Land, y al llegar la hora de comer mi hermano sugirió ir al Gyoza Lou (原宿餃子楼) porque había leído que sus gyozas eran una maravilla. No tardamos en encontrarlo en una callejuela por la parte trasera del Kiddy Land, y nos encontramos con que nos tocaba hacer cola para comer, cosa que era un buen augurio aunque fuese una lata tener que hacerla.



Hay dos o tres mesas en la parte de la derecha y otro par al fondo a la izquierda, pero la mayoría de los sitios son taburetes junto a la barra que rodea la cocina.

La carta es bien corta, ya que además de las gyozas que se sirven de cuatro formas diferentes, sólo hay cuatro platos más. Tampoco es un gran problema, porque si se va a un restaurante famoso por sus gyozas, el resto es más bien opcional.



Entre esas otras cosas, pedimos el arroz con sopa de pollo. El arroz es el típico que ya habíamos comido un montón de veces que hace la función de acompañamiento, y la sopa de pollo estaba buenísima, tanto que no me hubiera sorprendido encontrarme un muslo de pollo dentro.



También pedimos los brotes de soja con salsa de carne. La salsa era picante y convertía el plato en algo muy sabroso.



 Las gyozas se pueden pedir fritas o al vapor, y dentro de cada estilo pueden ser originales o con ajo y cebollino. Para nuestra toma de contacto empezamos con unas fritas con ajo y cebollino que estaban espectaculares. He comido gyozas ricas en los últimos años, pero ninguna tan rica como éstas.



En esa primera tanda también pedimos unas originales al vapor, que pese a estar muy ricas también, les faltaba el punto extra del sabor que tenían las otras. Merece la pena probarlas.



Ya sabíamos que nos gustaban más las fritas que las que estaban al vapor, pero como faltaba por saber si era por la forma de hacerlas o por los ingredientes, pedimos unas gyozas fritas originales para salir de dudas. Duda resuelta: nos gustaron más las fritas que las que estaban al vapor y las que tenían ajo sobre las que no.

Sin duda el mejor sitio que conozco para comer gyozas. Está bien situado y el precio es excelente, ya que por 290 yens, algo más de 2€ tienes una ración de 6 gyozas. Debe de estar siempre lleno, pero es un pequeño precio a pagar por probar estas pequeñas maravillas.


Ficha:

Harajuku Gyoza Lou (原宿餃子楼) (ハラジュクギョウザロウ)
6 Chome-2-4 Jingūmae, Shibuya-ku,
Tōkyō-to 150-0001, Japón
Tlf: +81-3-3406-4743
Web: Gyoza Lou  - Facebook

Lo mejor: las gyozas fritas con ajo y cebollino
Lo menos bueno: hace cola para comer
Precio: 10€ por persona

Nota: también se puede encontrar bajo el nombre de Haraky Gyoza Rou o Harajuku Gyōza-rō.

jueves, 16 de julio de 2015

Gourmets en Japón: Izakaya Sanzoku - Tokio

Tras un día en el que visitamos el santuario de Nikkō, probablemente el más bonito del viaje, nos encontramos nuevamente a la hora de la cena en las cercanías del hotel, donde la parada de metro de Akasaka Mitsuke. Seguimos el ritual de otras veces de dar un paseo por la zona hasta encontrar un sitio que pareciera apropiado, cuando un empleado del Izakaya Sanzoku (izakaya es el típico bar/restaurante) nos comentó que fuésemos a su local, que se encontraba apartado de la calle principal, en una callejuela. El menú en inglés no tenía nada del otro mundo, pero como teníamos hambre accedimos a entrar en el restaurante, que se encontraba bajando unas escaleras. El local tenía el aspecto de una tasca de mala muerte, ya sé que exagero, y todo el mundo se nos quedó mirando cuando pasamos hasta nuestra mesa.



Como he comentado, el menú tampoco llamaba mucho la atención, pero en las mesas que se encontraban a cada lado, había cosas interesantes. A la izquierda tenían un gran cuenco con sopa donde metían muslos de pollo y verduras, y a la derecha un plato con carne y verduras. Ninguna de las dos cosas parecía estar en el menú, así que preguntamos al camarero. La sopa, efectivamente, no estaba en nuestro menú inglés, pero sí en el menú japonés que estaba sobre la mesa, así que mi cara fue todo un poema cuando me señaló sobre éste qué plato era. No obstante sí consiguió explicarme que era un plato que había que encargar con antelación. El plato de la derecha comenzó por los mismos derroteros, señalando sobre el menú en japonés, pero al ver mi cara de circunstancias, logró explicarme que era un plato coreano algo picante. Con semejante cantidad de información no tuvimos más remedio que pedirlo, previa confirmación que éste sí estaba disponible.

Así que nada, la foto sobre estos párrafos es del plato coreano algo picante. La carne era pollo, y pese a que la textura resultaba en principio algo peculiar, la verdad es que a todos nos pareció que estaba muy bueno. Eso sí, del picante no hubo apenas rastro. Desconozco si porque éramos extranjeros, no sé en qué pudieron notarlo, o porque era así de todas formas.



Pedimos también unas gyozas que nos habían recomendado previamente que, pese a su aspecto tan poco cuidado, resultaron muy sabrosas.



Quisimos probar también el tamagoyaki, que viene de tamago, huevo, y yaki, "a la parrilla". Vamos, que era una tortilla japonesa. No era nada del otro mundo, pero se dejaba comer.



Por último, nuestra baza segura con los yakisoba, esta vez con un huevo frito por encima que había que mezclar con el resto, cosa que nos habíamos imaginado desde un principio, pero que una señora muy amable nos instó a realizar. Estaban riquísimos, pero además de cumplir su función nutritiva, también sirvió de entretenimiento para la gente de alrededor que veía nuestras evoluciones con los palillos.

La cosa se alejaría definitivamente de los cauces habituales cuando, tal vez como premio a habernos acabado todo sin mancharnos, los de la mesa del cuenco de sopa nos invitaron a una sopa de genjibre, a lo que nosotros respondimos ofreciendo tabaco a la mujer de la mesa que estaba fumando (sí, aquí también se podía fumar). Puesto que jugaban en casa, no iban a ser menos, nos regalaron una cajetilla entera de su tabaco y un cuenco con una sopa de fideos espectacular. A partir de aquí ya todo se fue de madre y les explicamos como pudimos lo que habíamos hecho en el viaje y cosas así, y ellos nos dedicaron unas cuantas frases en español que habían traducido en sus móviles. Sin palabras, ¡que gente más encantadora!.

La oferta de comida no era muy abundante, por lo menos en el menú en inglés, pero las cosas que comimos estaban muy ricas. El aspecto del local puede dejar que desear si se va con las expectativas altas, pero a mi me gustó porque fue la vez que más me sentí en un sitio hecho para gente local. Gastamos algo más de 10 euros por cabeza, pero se debe a que pedimos poca comida. El servicio fue tan amable como suele ser habitual.


Ficha:

Izakaya Sanzoku (いざかや山賊)
4 Chome-2-8 Akasaka, Minato-ku
Tōkyō-to 107-0052, Japón
Tlf: +81-3-3505-2640

Lo mejor: el ambiente y las gyozas
Lo menos bueno:
Precio: 15€

martes, 14 de julio de 2015

Gourmets en Japón: Kua 'Aina - Tokio

Tras un duro día en el que acabamos viendo la puesta de sol en Odaiba, con una bonita estampa entre el Rainbow Bridge y una réplica de la estatua de la libertad, quisimos dar rienda suelta a nuestras ansias carnívoras con la visita a un local de la hamburguesería de origen hawaiano Kua 'Aina. El local se encuentra en el Aqua City Odaiba, un centro comercial de la zona.

Nos costó entendernos con la chica que nos atendió, pero tras mucha paciencia por su parte, todo llegó a buen puerto.



Esto es una foto de una bacon and cheese burger, que llevaba además tomate, cebolla y lechuga. Como se puede escoger el tipo de queso, en esta ocasión fue el provolone. La carne era fenomenal, y como el tipo de queso no es el que estoy acostumbrado a comer, en hamburguesas, le dio un toque diferente de lo más rico.



Otra bacon and cheese burger, en esta ocasión sin lechuga y con queso americano. Otra opción de queso igual de rica.



También probamos una cheese burger más sencillita con queso cheddar. Para mi gusto sin bacon pierde algo de gracia, pero como no fue mi elección, no hubo más que decir.



Por último, pedimos un menú de avocado burger con queso provolone. Esta hamburguesa es una de las clásicas del local, pero yo no acabo de ver la gracia al aguacate, que me resulta insípido, y más aún si además no hay bacon. El menú incluye patatas fritas, aros de cebolla y un refresco.

Tras varios días sin apenas comer carne, se agradeció poder recuperarla en nuestra dieta. Las hamburguesas fueron bastante buenas, o igual es que íbamos con mucho ansia, pero el caso es que disfrutamos. Si además añades las bonitas vistas que había del Rainbow Bridge, el conjunto resulta de lo más recomendable.


Ficha:

Kua 'Aina アクアシティお台場店
1 Chome-7-1 Daiba, Minato-ku
Tōkyō-to 135-0091, Japón
Tlf: +81-3-3599-2800
Web: Kua 'Aina

domingo, 12 de julio de 2015

Gourmets en Japón: Ginza Lion - Akihabara - Tokio

En la parada para comer que hicimos durante nuestra visita al barrio de Akihabara, nos decidimos por el Ginza Lion (銀座ライオン 秋葉原ラジオ会館店), que se encuentra en el sótano del rehabilitado edificio de Radio Kaikan, un edificio que pese a su nombre nada tiene que ver con una radio y que está lleno, como otros de la zona, de tiendas de manga, anime y figuritas.

El local estaba perfectamente climatizado, cosa que agradecimos mucho en un día tan caluroso como el que pasamos, pero si nos sorprendió por algo fue por el ambiente alemán que había. Si el hilo musical estaba lleno de canciones tradicionales alemanas, el menú no iba a ser menos, ya que se podían encontrar, por ejemplo, las típicas salchichas o el codillo (eisbein).



 Nuestra primera elección fue el arroz al curry con cerdo empanado. Como se ve, una ración de lo más generosa que además estaba riquísima.



Pedir yakisoba es algo que difícilmente va a fallar, y en esta ocasión no iba a ser menos. La ración incluía repollo, brotes de soja y carne de cerdo. Tenía más verdura de la que estaba acostumbrado a ver, pero el resultado fue igual de satisfactorio.



Pedimos también un okonomiyaki, que llevaba carne de cerdo, gambas, col, huevo, copos de bonito y mayonesa. No estaba mal, pero lejos del nivel de los que comimos en el nishiki-warai. Para mi gusto, tenía demasiado bonito.



Por último, pedimos un plato de hamukatsu, que sería en líneas generales unos "filetes" de jamón empanado, ya que viene de hamu (ハム) o jamón y katsu (カツ) o chuleta . Por lo que he leído, se trata de la versión económica del tonkatsu, o chuleta de cerdo empanada. De todas formas, que a nadie le eche eso atrás, ya que por lo menos a nosotros, nos pareció que estaba muy bueno.

Lo que más nos gustó de este restaurante fue lo cómodos que estuvimos. Tras una pequeña paliza mañanera con un sol de justicia, encontrar un restaurante tranquilo en el que se estaba bien fresquito, fue todo lo que podíamos desear. A mayores, aquí probé la cerveza Yebisu, que fue la marca que más me gustó del país. La comida estuvo rica y el servicio, si bien no demasiado rápido, aunque tampoco es que tuviéramos prisa, cumplió con su cometido.


Ficha:

Ginza Lion
Ginzaraion Akihabararajiokaikanten (銀座ライオン 秋葉原ラジオ会館店)
1 Chome-15-16 Sotokanda, Chiyoda-ku
Tōkyō-to 101-0021, Japón
Tlf: +81-3-5298-5155
Web: Ginza Lion
Lo mejor: el arroz con curry
Lo menos bueno: el okonomiyaki fue lo más flojo
Precio: 15€

martes, 7 de julio de 2015

Gourmets en Japón: Tori Tetsu - Tokio

La segunda noche en Tokio parecía la ideal para saciar una de nuestras necesidades gastronómicas del país como era el yakitori (焼き鳥), que significa literalmente pájaro a la parrilla. Como la zona cercana a nuestro hotel, donde la parada de metro de Akasaka Mitsuke, estaba llena de restaurantes, parecía difícil no encontrar un local que colmara nuestras expectativas, así que tras un paseo acabamos dando con el Tori-Tetsu (とり鉄 赤坂見附店), que afortunadamente disponía de carta en inglés.



Cuando la camarera nos guiaba por el bar, cruzamos el salón, y salimos por la puerta de atrás para acabar en la escalera de un edificio, momento en el que pensé que cabía la posibilidad de acabar muertos en un contenedor o convertirnos en parte del próximo yakitori, pero por suerte, acabamos llegando a un pequeño salón en el segundo piso donde nos instalaron.



La carta, como es de suponer, estaba llena de muchas formas de preparar el pollo, así que nos hicimos nuestro propio menú degustación.



Para que no todo fuera pollo, pedimos un pincho de shiitake, a la izquierda de la foto, y otro de king trumpet mushroom, o seta de cardo,  envuelto en cerdo. Las setas shiitake siempre me han gustado y estas estaban ricas. Las otras llevaban cerdo, así que fijo iban a triunfar.



Por pedir algo que no fuera un pincho, pedimos unos soup dumplings, o xialongbao, de silkie, una variedad de gallina originaria de China. No hay que confundir con el típico dim sum o similar, ya que estos llevan sopa por dentro junto con la carne de pollo. Si consigues no calcinarte con la sopa, que está caliente de narices, la verdad es que sabían muy bien.



Entre tanta variedad de pincho de pollo, nos pareció obligado probar el más sencillo de todos, de muslo de pollo, para saber que tal estaba la carne en sí. Bueno, pues estaba rica, ¿hay alguien a quien no le guste un poco de pollo sin más?.



De izquierda a derecha se ve el pincho de silkie, uno de pollo con salsa de queso, y dos de pollo con mayonesa. Los tres estaban muy buenos, pero por escoger uno, me quedaría el de la salsa de queso, que no pretendía anular el sabor a pollo sino acompañarlo sin más.



Si en el plato anterior no me quedé con el pincho de silkie, fue porque me gustó mucho más esta variedad que incluía una yema de huevo, también de silkie, haciendo todavía más jugosa la carne. Imprescindible pedirlo.



En este plato tenemos a la izquierda un pincho de mollejas, y a la derecha uno de pollo con ciruela y perilla verde o shiso (Perilla frutescens). No estaban mal, pero tampoco fueron los mejores de la noche.



Los últimos pinchos fueron los de pechuga de pollo con huevas de bacalao y mayonesa y el de pechuga de pollo con wasabi. Excelentes los dos, pero puestos a escoger uno me quedo con el toque picante del wasabi.



Ya en los postres escogimos primero el helado de huevo de silkie y bizcocho (silkie egg ice cream and sponge cake). La mezcla de sabores del helado, el bizcocho y la mermelada que los cubría pusieron un punto dulce estupendo.



El segundo postre también llevaba helado de huevo de silkie acompañado esta vez por una especie de croissant y sirope de gengibre (silkie egg ice cream and croissant donut with ginger syrup). Estaba muy dulce como el anterior, lo que supuso un gran éxito en nuestra toma de contacto con los postres japoneses por nuestra cuenta.



Tanto hablar del silkie... pues éste es el pollo en cuestión. Bueno, éste concretamente no, pero sí uno de esta especie. Un pequeño apunte cultural nunca está de más tras tanta comida.


El restaurante como tal no estaba mal, aunque algo más apretados de lo que nos hubiese gustado, y teniendo en cuenta que estaba permitido fumar, el humo, aunque no en cantidad excesiva, fue un invitado no deseado. El servicio muy atento como viene siendo habitual, y el precio, que no llegó a 15€ por persona, nos dejó más que contentos.


Ficha:

Toritetsu Akasakamitsuketen (とり鉄 赤坂見附店)
3-7-15 Paradaisu 2 biru 1, 2F. Akasaka, Minato-ku,
Tōkyō-to 107-0052, Japón
Tlf: +81-3-5114-5594
Web: Tori-Tetsu

Lo mejor: el pincho de silkie con la yema de huevo.
Lo menos bueno: el humo de los vecinos
Precio: 15€