jueves, 30 de abril de 2015

Asador Asta - Alcobendas

Un día como otro cualquiera, pongamos por ejemplo un miércoles, nos asaltaron las ansias carnívoras así como quien no quiere la cosa, así que, tras estudiar posibles ofertas en la web, decidimos acercarnos al centro comercial La Moraleja Green para cenar en el asador Asta.

Dentro del restaurante hay varias mesas, pero lo que suma más puntos es su terraza, que tiene varios toldos que pueden abrirse o cerrarse según el tiempo que haga.



Como fui con varias personas no habituales, me dejé llevar en los entrantes para luego escoger un segundo, lo que llevó a que el primer entrante fuese la burrata italiana, ensalada de tomate raff, berros y salsa pesto.

Qué voy a decir. Para mi sólo es una ensalada bonita. No estaba mal, pero no me llama más la atención.



Lo siguiente fue una empanadilla criolla de ternera y verdura con salsa chimichurri. Estaba rica, pero como estoy acostumbrado a otras empanadillas, ésta no pasará a la historia.



A continuación llegaron los chorizos criollos a la parrilla con chimichurri. ¿Alguna vez le han fallado a alguien unos criollos?. Descartando opciones como que no gusten de por sí, o se adquieran en un sitio de poca confianza, estamos frente a algo que está bueno, no lo negaremos, pero que son sólo eso: chorizos criollos.



El mejor entrante, y a la postre, lo mejor de la comida, fue el pulpo a la parrilla con puré de patatas y aceite de pimentón. Impresionante. Con el punto perfecto.



Y por fin llegó el esperado momento de la carne. Una buena ración de lomo de buey fileteado, lista para comer. El aspecto a primera vista... estupendo. El punto de la carne... fenomenal, bien rojito por dentro. Ante semejante panorama se nos hacía la boca agua. Trozo a la boca para disfrutar su sabor... esto... ¿hola? ¿sólo tiene esto de sabor? ¡¡¡alguien se ha llevado el resto!!! Pues sí, todo un chasco, sobre todo cuando me juran y me perjuran que otras veces está mucho mejor. Pues vaya hombre, ¡qué mala suerte la nuestra!.



El segundo entrante que pedimos fue el atún rojo a la parrilla con miel, guacamole, y crujiente de wasabi. El camino hasta engullirlo fue similar que el de la carne, sólo que esta vez la película acabó como esperábamos. Estaba buenísimo, sobre todo al probarlo con sus acompañamientos.



De postre pedimos el crepe caramelizado relleno de dulce de leche con helado de vainilla que estaba increíble. Tal y como a mi me gusta, o incluso algo mejor.



También pedimos el brownie de chocolate y caramelo con helado de dulce de leche. Ante tanto chocolate fui un gallina y no lo probé, pero me dijeron que estaba muy bueno también.

No voy a negar que lo de la carne nos dolió en el alma, pero si en verdad la carne está mejor en otras ocasiones, no es mal sitio para disfrutar de una buena comida. Quedamos muy contentos con el servicio, ya que el camarero siempre estuvo pendiente de cambiar los toldos, además del resto de cosas, cuando refrescó por la noche.

El precio estuvo en torno a los 50 euros por cabeza, tal vez algo elevado con respecto a lo ofrecido. Los segundos bien, pero los primeros, salvo el pulpo, no justifican su precio.


Ficha:

Asador Asta
Av/ Europa, 10
Centro Comercial La Moraleja Green
28108 Alcobendas (Madrid)
Tlf: 91 742 12 14 / 667 766 194
Web: Asador Asta


Lo mejor: el pulpo a la parrilla
Lo menos bueno: el chasco de la carne
Precio: 50€

martes, 28 de abril de 2015

Restaurante Rías Bajas - Madrid

Qué lástima doy: se me echa mayo encima y todavía no he acabado con la Semana Santa... en fin, vamos al lío. Como tocaba nuevamente dar cuenta de nuestra ración habitual de carne, fuimos a un restaurante especializado en carne a la piedra que queda cerca de mi piso: el Rías Bajas. Ya había estado en otra ocasión con unos compañeros de trabajo, así que, para no desgastar mis escasas neuronas buscando otros sitio, parecía una buena opción.

Tienen otros dos restaurantes en Madrid, pero al que fuimos se encuentra en una perpendicular de Arturo Soria, cerca de Ciudad Lineal y aprovechando los días tan magníficos que nos regaló la Semana Santa, pudimos comer en la terraza que tienen. Un detalle que me gusta de su carta, es que tienen marcadas sus especialidades, así que en caso de duda, nunca está de más ir a tiro hecho.

Por segunda vez en tres días, el vino no salió bueno, esta vez por un problema del corcho, pero el tema fue inmediatamente solucionado por nuestro camarero.



Con el pan ya nos ganaron. Así da gusto.



Sirvieron un poco de paté como aperitivo, así que ya tuvimos la excusa necesaria para probar el pan.



De entrante empezamos pidiendo media ración de pulpo a feira con cachelos. Vale sí, somos unos cobardes y sólo pedimos media, pero es que habían sido unos cuantos días muy duros. Para cambiar de tema como quien no quiere la cosa, hay que decir que el pulpo estaba espectacular. Imprescindible pedirlo como entrante.



El otro entrante fueron las croquetas de queso asturiano. Esperaba un sabor algo más intenso del queso, pero tocando a cinco croquetas por cabeza, a partir de la tercera el sabor ya inunda la boca.



En la parte de la carne elegimos el lomo de buey a la piedra. Sirven con ellas unos pequeños cuencos con diferentes salsas, pero aparte de probar un poco de todo, la carne está muy buena de por sí. La humareda que siempre se prepara, es un pequeño precio a pagar por dejar la carne al gusto de cada uno.



De postre pedimos por un lado una filloa de chocolate blanco. No puedo decidir qué era mayor: si su tamaño, o su dulzor. El caso es que quedé encantado.



Por otro lado, pedimos el sorbete de limón al cava. Tenía un sabor suave bastante rico.



El precio fue de 45€ por persona con vino postre y café, lo que nos pareció completamente adecuado a lo recibido.

En resumidas cuentas, disfrutamos de una buena comida y un buen servicio a un precio razonable muy cerca de casa. No parece en absoluto un mal plan.


Ficha:

Restaurante Rías Bajas - Arturo Soria
c/ Goitia, 9
28027 Madrid
Tlf: 91 742 12 14 - 91 741 12 56
Web: Rías Bajas


Lo mejor: la carne
Lo menos bueno: nada destacable
Precio: 45€ por persona

viernes, 24 de abril de 2015

99 Sushi Bar - Padre Damián - Madrid

Continuando con la Semana Santa, decidimos pasarnos a la comida japonesa y, para ello, fuimos al 99 Sushi situado en la calle Padre Damián, esquina con Alberto Alcocer. La primera vez que me hablaron de este restaurante, me comentaron que hace tiempo se comía muy bien y a buen precio, y que ahora, "sólo" se comía muy bien. Yo que, simple como soy, en cuanto escucho algo que quiero oír no presto demasiada atención a lo demás, quise darme un homenaje en condiciones.

Al entrar en el restaurante, se puede ver una barra donde se prepara el sushi, para luego llegar a un salón bien decorado, aunque un tanto oscuro para mi gusto. Ya con la carta en la mano, las dudas nos asaltaron entre la buena pinta que tenía todo y el miedo a tener que quedarnos fregando para terminar de pagar la cuenta. Para los indecisos con la comida, disponen de un menú degustación por 80 euros, sin incluir la bebida. No me gustó el detalle de que el IVA no venga reflejado en los precios.



Empezamos pidiendo unas gyozas de pollo de corral, con glasé de azafrán, almendra tostada y gominola ácida de maracuyá. Nos dijeron que lo mejor era comer lentamente y alternar la gyoza con la gominola para sacar el mejor partido al plato. Tanto unas como otras estaban buenísimas, gustándome especialmente el relleno de la gyoza. El inicio de la comida prometía mucho.



Seguimos con el tartar de atún rojo, macerado con soja, aceite de oliva, wasabi y cebolleta. Estaba también muy rico, aunque creo que los he comido mejores, como el del Inari.



Al terminar de apuntarnos la comanda, nos dijeron que igual era un poco escaso (y buena razón que tenían), así que, haciendo caso de una sugerencia de la camarera, nos trajeron la tempura de langostino tigre. Visualmente no nos llamó la atención, ya que nos recordaba a unas patatas con alioli, pero eso es una muestra más del precio de la ignorancia. De sabor estaba buenísima, y al ser un plato más consistente, se consigue llenar más el estómago.



Llegó después el turno del maki de carne de wagyu. Es un maki "sencillo" consistente en un rollo de carne de wagyu a la mostaza antigua cubierto de patatas paja. Es uno de esos platos que sale mejor si se va con más gente, ya que al tener 8 piezas, se puede compartir entre más y se prueban cosas diferentes. Pero vamos, que yo con mis 4 trozos, estaba encantado de la vida porque estaban realmente buenos.



El nigiri de pez mantequilla con trufa fue, pese a lo ya probado, de lo mejor de la comida. El sabor suave del pescado con el punto de la trufa quedaba espectacular.



Tenían otros nigiris, de sushi templado en este caso, de los que elegimos el nigiri de panceta ibérica ahumada con huevo de codorniz, aunque debido a un error, que descubrimos tras comerlo, nos sirvieron el nigiri de huevo de codorniz con trufa. Estaba muy bueno, así que tampoco tuvimos queja.



Como todavía teníamos un pequeño hueco por llenar, volvimos a necesitar la ayuda de la camarera que nos sugirió el temaki de toro picante. De gran tamaño y, pese a su nombre, de apenas sabor picante, cumplió con su función de llenado.



De postre pedimos la tarta de queso y sésamo, donde resaltaba el contraste que ofrecía el sésamo. Rico, pero de lo más flojo de la comida. Los casi 9 euros (con IVA) que cuesta no me parece que estén justificados.

El servicio fue tan bueno como lo mejor de la comida: siempre pendiente de todo pero sin dar sensación de agobio.

El precio fue de 90€ por persona. Sé que comer en un japonés no es barato, y tiendo a defender un mayor precio si está justificado, pero en este caso, pese al alto nivel en comida y servicio, se me hizo caro.





Ficha:

99 Sushi Bar - Padre Damián
c/ Padre Damián, 23
28036 Madrid
Tlf: 913 59 38 01
Web: 99 Sushi Bar


Lo mejor: el nigiri de pez mantequilla con trufa y las gyozas
Lo menos bueno: el postre y el precio
Precio: 90€ por persona

sábado, 18 de abril de 2015

Buscando la mejor hamburguesería de Valladolid (XXII): Mañoso

Ya hace dos meses de nuestra última entrada de este especial, pero no hemos dejado de intentar descubrir la verdad, o algo parecido, sobre cual es la mejor hamburguesería de Valladolid. Esta vez fuimos hasta la Rondilla para cenar en el Mañoso, que siendo ganador en la categoría de mini hamburguesa del Concurso de Hamburguesas Gourmet 2014, prometía no defraudarnos.

El bar es de lo más moderno del barrio en cuanto a decoración, y el camarero, un hombre que se nota que sabe lo que hace, nos trajo en un abrir y cerrar de ojos el objetivo de nuestra visita.



No vimos ninguna carta de hamburguesas, aunque tampoco preguntamos por ella, así que la elección fue mucho más sencilla. La hamburguesa en cuestión viene con queso, beicon, tomate, lechuga y pepinillo. No es que fuera precisamente grande, pero de sabor estaba espectacular, destacando, principalmente, el queso. La carne parecía casera, y el huevo, perfecto para la foto (además de rico).

El pan estaba tostadito como nos gusta, pero se nos fue despedazando según fuimos comiendo. Una pena que no debe empañar una gran hamburguesa.

Si la hamburguesa fue muy buena, el precio fue imbatible: 3,10 €. La hamburguesa, con esta cantidad de ingredientes, más barata que hemos comido hasta el momento. Eso sí. una pena que no llevara unas pocas patatas para acompañarla.

jueves, 9 de abril de 2015

Sidrería Teitu - Madrid

Semana Santa: ese periodo del año en el que podemos reflexionar ponernos hasta arriba de comida porque sí. Porque nosotros lo valemos. Madrid, que se ha vaciado bastante durante esos días, se vuelve propicio para poder comer sin reserva previa.

Haciendo caso del buen paladar de mi prima, fuimos al Teitu, un restaurante asturiano cerca de Cuzco. La decoración es bien bonita, llamándonos principalmente la atención los zuecos o unas mesas más recogidas bajo unos hórreos.

Nada más sentarte, preguntan si quieres ir tomando algo para beber. Yo pedí una sidra... de la que me sirvieron medio vaso ancho. Se ve que no conocen los culines. Eso sí, la sidra estaba buena.



De aperitivo nos sirvieron queso curado con uva. Estaba rico y de paso se aprovecha para probar el pan artesano que sirven. No soy muy panero, pero por éste hago todas las excepciones que hagan falta.



La carta está llena de tentaciones, pero siendo sólo dos, no hay mucho margen de maniobra. Las mollejas de lechal salteadas con ajetes que pedimos estaban bastante buenas, pero palidecerían ante todo lo que nos quedaba por probar.



Con el otro entrante no tuvimos dudas. El pulpo a la brasa que pedimos nos emocionó. Se cortaba con el tenedor como si fuese mantequilla (de la buena). El alioli suave que venía con él, mejoraba un poco más, si cabe, su sabor.



De segundo pedimos, por un lado, el solomillo de buey a las brasas con sal Maldon. Estaba espectacular, pero tenía el tamaño de una ración infantil, y a mi, que suelo valorar la cantidad (vale, la calidad también, que soy muy especialito) me decepcionó por esa parte.



Como también quisimos probar el pescado, escogimos la merluza a la gallega. Estaba para quitar el hipo. Incluso las patatas estaban buenas, y eso que para mi sólo son un elemento que aporta llenazo al estómago.



Teniendo en cuenta la calidad de todo lo que habíamos comido hasta el momento, teníamos puestas grandes esperanzas en los postres... y estos no defraudaron. Las filloas rellenas de crema estaban increíbles. Tanto la masa como el relleno fueron perfectos.



Y si las filloas estaban buenas, el sorbete de manzana estaba todavía mejor. La textura era muy suave y el sabor era rico sin empalagar. Posiblemente sea el mejor sorbete que hayamos probado.

El servicio fue, en general, excelente. A la altura de la comida. Tanto el camarero que nos tomó la nota como la que nos fue trayendo los platos estuvieron impecables. Encontramos un defectillo en el vino, y nos lo cambiaron sin poner una sola cara rara. La parte negativa fue que el camarero que después nos trajo la cuenta y los postres, parecía tener unas ganas locas por marcharse y fuimos la única mesa a la que no se nos invitó a un chupito. Por supuesto, fue sólo un detalle que no empaña, ni de lejos, la experiencia.

No quiero tampoco dejar de comentar una cosa que nunca me ha gustado, y es que en la carta, el IVA no está incluido en el precio de los platos. Se especifica claramente, pero eso no hace que esté de acuerdo.

Tocamos a 70 euros por cabeza, que no es poco precisamente, pero entre que ir en pareja siempre sale peor (no por la compañía, que todavía me la cargo), sobre todo cuando se va sin cortarse un pelo, y que la calidad servida justifica un precio mayor, salimos más pobres pero encantados.




Ficha:

Sidrería Teitu
c/ Capitán Haya, 20
28020 Madrid
Tlf: 915 56 21 14
Web: Teitu


Lo mejor:destacaron el pulpo y el sorbete
Lo menos bueno: el tamaño del solomillo
Precio: 70€