Nunca hemos necesitado de grandes excusas para quedar a comer, pero juntarnos casi todos los amigos, es una razón perfecta para comer bien. Para ello, fuimos al Le Bistró, que se encuentra al inicio de la calle Teresa Gil, junto a Fuente Dorada, tras haber escuchado buenas opiniones al respecto.
El "salón" no es muy grande y resulta algo estrecho para mi gusto, pero eso nunca ha sido un problema para poder comer bien.
Empezamos pidiendo unas fondues. En concreto la
Campestre (en la foto) que llevaba setas y quesos Gruyere y Parmesano, la
Italiana (tomates cherry, orégano y quesos Gruyere y Mozzarella) y la
Supreme (bacon, cebolla frita y quesos Gruyere y Emmental). Todas venían acompañadas de trocitos de pan y hortalizas crudas.
Estaban riquísimas. De hecho, acabamos untando todo lo que buenamente pudimos y dejamos los recipientes casi para volver a usarse. Mi preferida fue la
Supreme.
A un lado de la mesa se pidieron para compartir unos
huevos con foie y boletus. Pese a que estaban buenos, tampoco me parecen un plato para recordar.
También se compartió el
tartar de salmón ahumado. El tartar está preparado sobre una base de salmorejo y lleva cebolleta, alcaparras, tomate y aguacate. Al igual que los huevos con foie, está bueno, pero le falta algo para estar entre lo mejor del restaurante.
Para el segundo plato, cada uno tenía que elegir el suyo. Yo escogí la
lasaña de ternera gourmet, que tenía salsa bolognesa, bechamel, champiñones, bacon y queso gouda. Estaba muy caliente (como tiene que ser), así que me quemé la lengua más de una vez, ya que no pude controlarme ante un plato con tan buena pinta, olor y sabor.
La
lasaña de langostinos también estaba buenísima. Un auténtico festival de sabor.
La
lasaña de morcilla supreme terminó de demostrar el buen punto que le tienen cogido a la pasta en
Le Bistró. El intenso sabor de la morcilla de León se pudo disfrutar en cada bocado.
Siempre me da reparo pedir un entrecote con salsa, ya que en numerosas ocasiones, se utiliza su fuerte sabor para camuflar una menor calidad de la carne. Por suerte, el
entrecote con salsa de queso Gorgonzola no es uno de esos casos. La carne estaba muy buena. Tanto, que nos acabamos comiendo la carne por un lado y utilizamos la salsa, excelente también, para mojar las patatas o trozos de pan.
Las
tiras de ternera con salsa de setas estaban bien, pero en la comparación con el resto de platos, quedaban bastante por debajo.
El
pollo Tikka Masala fue, a mi parecer, el mejor plato de todos. Tal vez por ser algo diferente a lo que solemos comer, pero la verdad es que me encantó. El plato consiste en pollo con salsa Tikka Masala (vaya sorpresón), piña y plátano sobre arroz basmati con sésamo.
El
Thai Wok de langostinos estaba bueno, pero no fue de los que más nos gustó. En todo caso, no creo que nadie se equivoque al elegir este plato.
Para terminar, pedimos el
timbal de bacalao. Se trata de un lomo de bacalao sobre patatas y cebolla confitada y alioli de piquillos. Yo no llegué a probarlo, pero me dijeron que estaba muy bueno.
Empezamos el festival de postres con una
cookie casera de avellanas, con helado de vainilla y chocolates blanco y negro calientes. Un postre sencillamente espectacular.
También pedimos los
sorbetes de frambuesa y mandarina. Los que los probaron dijeron que estaban bien, pero que tampoco eran nada del otro mundo.
La
tarta de queso casera con confitura de frambuesas hizo las delicias de la persona que la pidió.
La
tarta de manzana Le Bistró también fue un gran acierto, pero yo no llegué a probarla ya que aborrezco este tipo de tartas. Consiste en manzanas caramelizadas con canela y azúcar de caña, toffe, helado de vainilla y crumble de galleta.
La
fondue de chocolate blanco estaba increíble, aunque creo que era un poco escasa.
También tienen una
tarta especial que va cambiando según el día. En nuestro caso fue un postre con sabor a galleta oreo del que, por no exagerar, me hubiera comido mil seguidos. Una pena no recordar los ingredientes que tenía.
Nos llevamos una muy buena impresión de este restaurante. La carta tiene muchos platos que nos llaman la atención y en general están bastante buenos. Por si fuera poco, el servicio es excelente: el camarero que nos atendió, se armó de una paciencia infinita para tratar a un grupo grande como el nuestro, y se mostró siempre muy simpático y atento. El precio, de 35 € por persona, resulta adecuado para lo que comimos.
Ficha:
Restaurante Le Bistró
c/ Teresa Gil, 7
47002 Valladolid
Tlf: 983 29 06 60
Lo mejor: muchos platos variados y muy ricos
Lo menos bueno: las estrecheces del local
Precio: 35 €