Un sábado cualquiera a mediodía, no teníamos pensado donde ir a comer. Simplemente nos apetecía salir, pero no estábamos suficientemente lúcidos como para decidir dónde. Cosas que pasan, un rato después nos comentaron que iban a probar al día un siguiente un restaurante que estaba en Parquesol del que no habíamos oído hablar: el Rubén Escudero. Dicho y hecho, un vistazo rápido a su carta en internet nos convenció de que debíamos ir allí, así que nos pusimos manos a la obra.
Nos costó un poco llegar porque nos liamos con el GPS, aparte de que el restaurante no es fácil fácil de encontrar, ya que está en una parte peatonal de la calle José Garrote Tobar, que posiblemente debiera tener otro nombre, ya que es perpendicular a ella.
En fin, problemas menores aparte, nos encontramos con un pequeño restaurante de estilo moderno donde se desarrollaría lo interesante de esta entrada.
Nos costó un poco llegar porque nos liamos con el GPS, aparte de que el restaurante no es fácil fácil de encontrar, ya que está en una parte peatonal de la calle José Garrote Tobar, que posiblemente debiera tener otro nombre, ya que es perpendicular a ella.
En fin, problemas menores aparte, nos encontramos con un pequeño restaurante de estilo moderno donde se desarrollaría lo interesante de esta entrada.
Para empezar pedimos el Carpaccio de gamba blanca que estaba muy bueno, aunque por ponerle una pega, igual tenía demasiado toque cítrico.
Seguimos con el Risotto de boletus con ralladura de queso, que pese a que de primeras no nos entusiasmó, poco a poco sí que lo acabo haciendo.
Como plato principal pedimos por un lado el Solomillo de buey con queso de cabra que estaba buenísimo, venciendo incluso mis temores a que el queso de cabra ayudase a tapar una carne no demasiado buena. Además, el punto de cocción de la carne era perfecto, por lo que fue un plato redondo (no hablo literalmente. La forma del plato era normal)
Si la carne nos impresionó, la Lubina braseada con patata panadera estaba incluso aún mejor. Un pescado espectacular, de gran sabor y en su punto, que hace que cualquier cosa que escriba lo desmerezca.
De postre pedimos una Torrija que a primera vista no tenía mucho de torrija, Tenía unas cuantas pasas, que a mi no me van mucho, y un helado de... no me acuerdo. Supongo que sería de vainilla, o por el color, tal vez dulce de leche. El caso es que una vez apartadas las pasas, el resto estaba bastante rico, así que no puedo quejarme.
La cuenta estuvo dentro de lo razonable porque lo que comimos no fue barato precisamente, así que los 50 euros por cabeza estuvieron justificados. El servicio fue muy bueno, aunque como el sitio estaba casi vacío, tampoco es la mejor referencia.
En definitiva, como el sitio nos gustó, la comida fue muy buena al igual que la atención, y el preció no fue excesivo, se queda como un sitio muy recomendable para un día diferente.
En definitiva, como el sitio nos gustó, la comida fue muy buena al igual que la atención, y el preció no fue excesivo, se queda como un sitio muy recomendable para un día diferente.
Ficha:
Restaurante Rubén Escudero
c/ José Garrote Tobar, 45
c/ José Garrote Tobar, 45
47014 Valladolid
Tlf: 983 385 081
Web: Rubén Escudero
Web: Rubén Escudero
Lo mejor: la lubina braseada
Lo menos bueno: por estar en plan quejica, lo peor fue lo que nos costó encontrar el sitio
Precio: 50€
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