Primer día en Santander, primera amenaza de lluvia (que se cumpliría), y nosotros derechos a nuestra primera visita gastrónomica que, en esta ocasión, nos llevó hasta el restaurante marisquería Casa Silvio.
El local es bastante pequeño, tendrá unas 10-12 mesas, así que dependiendo de la época, se puede llenar en un suspiro. Admiten reservas, pero si llenan las mesas antes, te toca esperar aunque con preferencia cuando una mesa se quede libre. Hay gente a quien no le gusta este sistema, pero a mi no me parece nada mal.
Intentamos llegar más pronto que otras veces, antes de las 14h, pero no tuvimos en cuenta el "mal tiempo", lo que provocó que la gente que tenía pensado ir a la playa se fuera a comer por ahí.
El local es bastante pequeño, tendrá unas 10-12 mesas, así que dependiendo de la época, se puede llenar en un suspiro. Admiten reservas, pero si llenan las mesas antes, te toca esperar aunque con preferencia cuando una mesa se quede libre. Hay gente a quien no le gusta este sistema, pero a mi no me parece nada mal.
Intentamos llegar más pronto que otras veces, antes de las 14h, pero no tuvimos en cuenta el "mal tiempo", lo que provocó que la gente que tenía pensado ir a la playa se fuera a comer por ahí.
Para pasar el rato, pedimos unos caracolillos que nos iban a mantener entretenidos lo suficiente como para que se liberara alguna mesa.
De entrante pedimos unas almejas a la sartén. Estaban muy buenas, aunque tal vez la salsa resultara algo aceitosa. Siempre que venimos a este restaurante las pedimos.
También pedimos unos bocartes rebozados que a mi casi me hicieron llorar de lo ricos que estaban. La capa rebozada era muy fina, como debería, y el sabor del bocarte era impresionante. No tengo ninguna duda en decir que se han convertido en un entrante fijo para próximas visitas.
Para entrar un poco en materia con el marisco, pedimos una nécora a la plancha. No sé si fue por ser la primera que comíamos en el viaje, o porque realmente estaba así de buena, pero fue la mejor que probamos.
No todo es marisco, así que quisimos pedir algo de pescado. Ante nuestra duda, la camarera nos aconsejó el bonito porque eran de temporada y estaban saliendo muy buenos. La verdad es que no se equivocó, ya que a parte de ser una ración bien grande, estaba espectacular.
Para terminar con buen sabor de boca, que mejor que un par de cigalas. En un principio nos dijeron que tenían una grande, de unos 350-400 gramos, y la perspectiva era fenomenal, pero más tarde nos avisaron de que no, que sólo tenían pequeñas. Como ya nos habíamos hecho a la idea de una mayor, nos pedimos dos. Lógicamente, está mejor una grande por ser más jugosa, pero las pequeñas no nos defraudaron.
De postre pedimos una crema de la casa. Cuando pregunté por primera vez cómo era, me dijeron que se parecía a las natillas pero sin serlo, o al flan pero sin serlo, pero que era muy dulce. Con semejante perspectiva no dudé en pedirla, y a fe que es muy muy dulce. A mi, personalmente, me encanta.
Y así terminó nuestra visita al Casa Silvio. Es cierto que el restaurante tiene alguna incomodidad por ser pequeño y tener las mesas bastante juntas, pero el servicio ayuda mucho con sus recomendaciones y para qué vamos a negarlo: se come muy bien.
Ficha:
Casa Silvio
C/ Tetuán, 23
C/ Tetuán, 23
39004 Santander (Cantabria)
Tlf: 942 219 051
Web: Casa Silvio
Web: Casa Silvio
Lo mejor: pescados y mariscos de gran calidad
Lo menos bueno: el local es pequeño, así que las mesas están muy juntas.
Precio: 60€ por persona
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